El Profesor Robert Antonio Padilla Asprilla, acompañado de
artistas, músicos, bailadoras, y cantadoras de la comunidad, comenzó el taller de expresión corporal. Paso a paso fue comprometiendo a los participantes para la realización de un trabajo colectivo a partir de las iniciativas particulares.
Los temores fueron desapareciendo con la metodología de trabajo y armaron coreografías basadas en las faenas de trabajo cotidiano como la cacería, la pesca, el lavado de la ropa en la orilla y otras prácticas de laboreo.
Este taller permitió ejercitar el esquema corporal, estimular la creatividad a partir de los conocimientos presentes en la comunidad y de la ancestralidad africana, articulados con los ritmos y sonidos de los instrumentos de música tradicional del Pacífico colombiano.
Fue necesario articular las músicas y las danzas para provocar estímulos que posibilitan crear formas en el espacio a partir de los movimientos producto de los estados de ánimo y habilidades para moverse y expresar los que se piensa y se siente.
Mientras un grupo de jóvenes percutían en sus bombos y cununos produciendo sonidos musicales y ritmos, otro grupo dejaba el cuerpo en libertad para dibujar formas en el espacio dancístico.
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